Hablando de literatura





Me ahogo.
Y ni si quiera la vida puede hacerme el boca a boca y traerme de vuelta. De vuelta a la cordura, a sentir sin padecer.
Ninguno de los grandes creció de la mano de la felicidad. Todos cultivaron la tristeza e hiperbolizaron la angustia y sintieron el amor como el puto paraíso y el dolor como la mismísima guerra. El spleen nació de la monotonía, y se plasmó en folios en blanco para llevarles la melancolía hasta la puerta de sus casas. Decapitaron cualquier atisbo de tranquilidad, con la ilusión a racionamiento, y extrañaron la pasión y vivieron con culpa. Y amaron Castilla, e hicieron magia con el mar. La pasión tenía forma de álamos y todo era un sueño. Y sentir era un sueño y la vida no era real y así me siento yo ahora. En una continua sensación exagerada, como si el amor, la tristeza, la angustia y la monotonía solo fuesen mías, y las engordase hasta explotar. Y solo entonces vuelve la calma, porque la paz siempre viene después de la guerra, y todo está bien.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ya no estás