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Mostrando entradas de febrero, 2019
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No. No me vale con imaginarte. No me vale con pintarte dentro de un sueño, disimulando las sombras, siendo solo luz, con trazos borrosos de lo que podríamos haber sido si tú no y si yo hubiese.
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2:30 y sola conmigo. Que no cesan las voces y me gritan que va a salir mal, que la suerte no puede mirarme a los ojos tanto tiempo. Que te va a arrancar de mi mano  como barco de papel al agua y niño sin regalo. Y fuera todo es silencio, abro los ojos y solo hay noche  ofreciéndome un abrazo. Como si el tiempo se hubiese parado  para hacerme pensar, para pensarte. 3:30 y yo sin besarte, arañando un poquito más de vida contigo, porque lo haces todo más fácil, hasta que llega el insomnio y se pudre el dulce sueño y supura realidad.
Tú, con la piel de cristal que se rompe con cada pasada de mi dedo en tu espalda, fingiendo que todo está bien. Admiro las flores que lanzas cuando el frío llama a tu pecho, e intentas defenderte del invierno, que nunca atraviese tu muralla. Y que el ocaso no sepa tus dudas, que al llegar la noche consume, y el pecho baja la guardia y se pudren las flores, y ya no importa nada. Porque la luna te ha robado la risa, y se ha llevado tus lágrimas. Ansía compañía barata y tu pena la agrada. Te pudo la fragilidad cuando llegó el otoño, y un abrazo ya no te puede arreglar, ahora te mata.
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Hoy en la estación me dio por recordar el olor a café en el bar antes de empezar vida contigo. En cualquier sitio con sol donde la playa fue testigo de la anestesia de un abrazo y del veneno de un beso                       [que mata la pena]. Y quiero hacer cómplice a todas las calles, quiero que Roma nos vea cogidos de la mano, que el Louvre sienta envidia de tu arte, que nos miren "Las Meninas" y que París admita que "Amor" somos nosotros. Que me embriagues más que una buena cerveza checa, y que demos más vueltas que el London Eye. Que las torres Kio no estén a la altura, y que continúe mi locura, haciendo de tu espalda un mapa del mundo, donde seguro que tú y yo somos lunares sin rumbo. 

Hablando de literatura

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Me ahogo. Y ni si quiera la vida puede hacerme el boca a boca y traerme de vuelta. De vuelta a la cordura, a sentir sin padecer. Ninguno de los grandes creció de la mano de la felicidad. Todos cultivaron la tristeza e hiperbolizaron la angustia y sintieron el amor como el puto paraíso y el dolor como la mismísima guerra. El spleen nació de la monotonía, y se plasmó en folios en blanco para llevarles la melancolía hasta la puerta de sus casas. Decapitaron cualquier atisbo de tranquilidad, con la ilusión a racionamiento, y extrañaron la pasión y vivieron con culpa. Y amaron Castilla, e hicieron magia con el mar. La pasión tenía forma de álamos y todo era un sueño. Y sentir era un sueño y la vida no era real y así me siento yo ahora. En una continua sensación exagerada, como si el amor, la tristeza, la angustia y la monotonía solo fuesen mías, y las engordase hasta explotar. Y solo entonces vuelve la calma, porque la paz siempre viene después de la guerra, y todo está bien.
Ten cuidado con la vida, que siempre te devuelve lo que das, poniendo en marcha su efecto mariposa, el tren sin freno de la acción-reacción o de la decisión-consecuencia. Si pudiste quedarte con quién querías y queríais querer una vida juntos, ¿por qué elegiste a quién no querías? ¿Impulso? ¿Fue quizá porque "querer" es una palabra demasiado grande para unas manos tan pequeñas, incapaces de sujetar el corazón de otro, o porque tenías miedo de no saber querer tanto como te querían y huiste intentando buscar la explicación en otra persona? Sea como fuese, ahora no te quieren como te querían, ni te quieres como te querías, pero sigues queriendo a quién querías y lo has perdido, por una mala decisión.