¿Para qué volver?

El tiempo se para,
separa
y nos vamos,
cada uno por su lado,
como si de repente desconociéramos 
todos esos besos en la frente,
y solo quedara hastío.
Y es que el frío
envuelve la piel 
a la que antes susurrabas,
y jurabas
que nunca te irías.
¡Qué triste la lejanía!
Esperando el regreso del eco,
estudiando el vacío que dejas...
No quiero que vuelvas.
No quiero volver a quitarme la máscara que me cubre,
que ya son vidrios rotos
el corazón donde vivías,
ya no es casa de nadie.
El polvo habita en cada vértice
y las astillas perforan la herida
que tu bala de despedida
causó.

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