Cuando te echas de menos


Y ahora miro desde fuera, quieta, dejando que los recuerdos, tibios, se recreen. Y me inunda el escalofrío de las sensaciones pasadas, y mi piel indaga en la nostalgia y revela el sentimiento. Como un fotograma vivido en primera persona, una imagen detenida durante años que poco a poco cobra movimiento y luz, y hace que me vuelva a sentir viva, mientras sigo mirando, quieta, por esta ventana a un vacío, tibio, que se aleja.

Es la traición del sol, que antaño reflejaba mi sonrisa, mientras que sus rayos me bañaban entre tanto azul, que ahora me da la espalda. Una sombra avergonzada que nos protegía del verano que teníamos en las venas.

La realidad y su tierno beso en la comisura de la boca, azotando un pensamiento que vaga a solas en la memoria, mientras el cuerpo, anhela el calor ajeno de tanta gente. Sentirme parte de algo, útil, feliz e ilusionada. Porque esa ilusión ya ha muerto, y se alimenta, carroñera, de las emociones pasadas, del tiempo que no he perdido.

Tengo que volver a ser yo, mí, me, conmigo.

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