Qué puedo hacer
si de tu mano quiero
conocer el mundo entero,
y que el mar se abra de piernas
y nos secuestre en su juego,
como si nosotros fuésemos el velero
y las olas el capitán. 

Y si no sabemos nadar
y me ahogo en tu fuego,
ojalá nos quede otra vida
donde volvernos a intentar.

Donde el llanto se convierta
en oírte cantar
y que cerca de mi oreja
me puedas susurrar
que el mar nos tendió una trampa
y que quieres aprender a nadar.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ya no estás