Escondido

Agua fría para ocultar al alma dolida.
Que cale en lo que sientes para que, empapado, se niegue a salir del corazón que te oprime el pecho.
Qué fácil sería
llorar de alegría
porque los nervios
calmados
responden a la melodía de sus incesantes susurros.
Ahora sabemos que "casa" está
detrás de ese muro de abrazos de sal
que cicatrizan, aunque duelan. Porque lo importante es el unísono del latido que retumba en silencio, intentando saciar de sangre sus sonrojadas mejillas.







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