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Ya no estás

No sé lo que la vida habrá hecho contigo. No tengo ni idea de cómo eres ahora, de qué te gusta pedir para cenar mientras ves tu no sé cuál peli favorita. No sé quiénes son tus amigos, ni si sigues viviendo donde siempre, no sé quién eres, pero sí quienes fuimos. Ya casi no lo pienso, la mayor parte del tiempo finjo que somos desconocidos y que nunca tuvimos un punto de partida común, que no fuiste mi media naranja o mi medio limón o aquella persona con la que podía contar siempre. Podía, en pasado, porque dejaste de estar. Parece como si nunca hubiésemos ocurrido, recuerdos lejanos que se mezclan. A veces cuando estoy hablando sobre mi vida con alguien o contando alguna aventura que me haya ocurrido en el pasado me falta algo, intento hacer memoria de con quien viví esa experiencia, de quien dijo aquella cosa o hizo eso otro, y en casi todas eras tú. Y ya no formas parte de mi presente. No te culpo, tampoco a mí, nos alejamos y desde entonces la vida se ha encargado de no volver a junt
Espera, vamos a parar,  que la vida pasa sin pausa, y no la puedo alcanzar.  Voy corriendo detrás, y ya han pasado años  sin echar la vista atrás, ahora todo es tan extraño...   El paisaje ha cambiado, la niña que empezó despacio avanza sin rumbo un día más y ahora mira donde estamos... Recuerda que al final Sí, todo llega, Pero todo va a pasar.
 Desde aquí arriba todos los problemas se ven pequeñitos. Desde aquí arriba solo se escuchan los secretos del viento, el arrullo de las olas dormidas que lamen los pies de las rocas, que detienen el tiempo.  Cuando estamos arriba no hay dudas, ningún problema es lo suficientemente aterrador para que no podamos hacerle frente, mirarlo de cara, a contracorriente. Es entonces cuando nos damos cuenta de que somos los dueños de nuestros miedos, que solo nosotros podemos hacerlos desaparecer, y que es hora de vencer a todo lo que hemos dado por perdido.
Yo no te quiero cuidar con la inocencia del que piensa que la vida es suya, del que cree que tiene tiempo, que decide y persigue sueños de humo, futuro incierto.  Yo te quiero cuidar con la rapidez y el ansia del consciente, del que cree que la vida apremia y que invierte cada segundo en el presente.  Yo solo quiero que estés bien, ahora.

Cuando te echas de menos

Y ahora miro desde fuera, quieta, dejando que los recuerdos, tibios, se recreen. Y me inunda el escalofrío de las sensaciones pasadas, y mi piel indaga en la nostalgia y revela el sentimiento. Como un fotograma vivido en primera persona, una imagen detenida durante años que poco a poco cobra movimiento y luz, y hace que me vuelva a sentir viva, mientras sigo mirando, quieta, por esta ventana a un vacío, tibio, que se aleja. Es la traición del sol, que antaño reflejaba mi sonrisa, mientras que sus rayos me bañaban entre tanto azul, que ahora me da la espalda. Una sombra avergonzada que nos protegía del verano que teníamos en las venas. La realidad y su tierno beso en la comisura de la boca, azotando un pensamiento que vaga a solas en la memoria, mientras el cuerpo, anhela el calor ajeno de tanta gente. Sentirme parte de algo, útil, feliz e ilusionada. Porque esa ilusión ya ha muerto, y se alimenta, carroñera, de las emociones pasadas, del tiempo que no he perdido. Tengo qu

Hablando de guerra

Con la muerte no solo muere el hombre. Cuando la noche acecha y su costado sangra, no solo muere el cuerpo, también el alma del hombre que sostiene el arma. Cuando es morir o sobrevivir ambos cuerpos se desangran.  Y muere el hambre, y muere el ruido, y mueren las ganas con el último suspiro del afortunado que perdió la vida y olvidó el tormento. El paso del tiempo no borra una memoria malherida, corrompida por el dolor de robarle, a una madre, su vida.

Lo que queda

Siempre insuficiente no quiero verte hay que ser fuerte andar sin rodeos perder el juego vencer a la muerte. Morir por tocarte tocar el bronce jugar con fuego con tu hielo quemarme. No correspondido, vivir a tu abrigo perder la prisa besarte sin miedo. Parar el tiempo desnudar el momento quedarme en pause. En aquellos segundos que el viento irrumpió, cuando aún era alguien. Malditas palabras, me quedo en trance me pierdo en tus ojos cuando no mira nadie. Reina el silencio del corazón vacío y cobarde, de lo que no hay que decir y se dijo, de la culpa por no pensarme. Querer no es suficiente cuando algo dentro arde.