¿Qué hago conmigo?
La realidad se ha metido conmigo. Ha salido de su escondite
de terciopelo y me ha deshecho los sueños. Ha desmontado las maquetas que tenía
de mí misma, y me ha retorcido hasta convertirme en algo completamente
diferente. Ha hecho polvo cada verso que lancé a ciegas a un folio en blanco,
creyendo que estaría a la altura, y me ha reducido a un hipérbaton de palabras
mal colocadas que ansían rozan ese paraíso de orden en el que se pueden
construir poemas a punta de pluma o verdaderas novelas.
La realidad me ha desarmado. Ahora solo estoy yo, no tengo
refugio literario donde esconderme porque la autoexigencia ha devorado mi
autoestima, y ahora solo es un amasijo de “quiero y no puedo”.
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