En mi vida había leído el nombre de Benedetti en más poemas que poemas de Benedetti.
Mis manos pertenecían a los libros que se apilaban en las estanterías de esa vida vieja que anhelo.
Libra de octubre, y extrema el resto del año, sin línea media que medie cada emoción suicida.
Siempre he perdido la partida contra el tiempo, entrecortado el aliento por todas esas promesas de polvo y desdén.
Como una canción vacía, la letra incomprendida, un acorde quebrado... Como un verso en mitad de la lengua, a medio camino del abismo del beso, cúspide de un nuevo día.
Vida torpe, cultivo de hastío, palabra perdida.

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