Encendiste la luz y se apagó el corazón. 
Se quedó solo y magullado, pensando en lo desafortunado que era por haberte abierto la puerta y que la cerraras de golpe con una patada. 
Hoy me he preguntado si las cosas que guardamos dentro nos van perforando un poco, poco a poco, o si ya me he acostumbrado a ser yo quien cosa mis heridas.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ya no estás