Olvidaste la sonrisa en la ginebra, poeta,
la luna rota y las medias menguantes 
como única compañía en las noches tristes.
Cadenas rotas y jaulas de alambre
que mantienen, pero no atan,
que atan pero no duermen
a la mente más viva.
Esa es la tuya, amiga, bestia indomable
que abrazas a la muerte
y no temes salirte de las curvas, 
pero cuántos matarían por perderse en las tuyas.
Compañera de barra de bar, 
taconea con pies planos,
dejando que claro que menos es más,
pisando la crítica que te impide avanzar.


No hay nada que puedas hacer,
si te miras estás acabado,
empiezas el viaje, de su mano, al centro de la noche,
al derroche,
a la vida libre 
y al amor sin prisa.

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