"Ojalá nunca hayas leído nada de lo que te he escrito,
porque me destrozaría saber qué
a pesar de eso no me has buscado"
-Mario Benedetti
Yo, al igual que Benedetti, ruego que no me estés
leyendo.
Hay que romper la utopía de amor como política de todos
nuestros sueños, y lo tenemos que hacer ya, hay que hacerlo ahora… porque mejor
cortarnos con los trozos de los cristales que deje nuestra felicidad hecha
añicos por el suelo, que pincharnos al intentar coser un corazón roto que ya no
se cura.
Que es una carrera a contrarreloj y nadie puede ser más rápido y más
listo que el propio tiempo, que ahora juega en el equipo contrario, y nos
quiere ver morder el polvo, y echarle de menos.
Cuesta imaginar cómo va a ser cuando falte el roce de tu
mano. Cuando las noches me abracen por la cintura mientras duermo, como lo
hacías tú, cuando compartíamos mucho más que las palabras, cuando todavía no
éramos ceniza.
Ahora tengo la sensación de que nos estamos consumiendo.
Como si el fuego más vivo cada vez fuese más humo y al final no quedase ni
rastro… y duele mucho menos un cubo de agua fría sobre tanta hoguera contigo.
Y es que no soy valiente, y te quiero a mi lado. Pero te
quiero libre y te quiero por tus ambiciones, por las ganas que tienes de
acortar cualquier distancia, de cogerme de la mano y pasearme por todos tus
planes, por tu nueva vida. Ojalá poder construirla juntos.
No es una carta de despedida, es una despedida de todos mis
futuros contigo.
Y no es para ti, es para que me vaya acostumbrando a la
ausencia de mi cómplice. Y ahora necesito un vertedero donde tirar todas las
palabras que me asfixian. Y sí, digo vertedero, porque después de haber sido tu hombro, todo lo demás es sombra.
Comentarios
Publicar un comentario